Phanty, el elefantito

Phanty, lanzando su mirada cautivadora. ¡Atención,señoritas! ¡Cuidado!

Nacido una lluviosa mañana de julio, Phanty emite un grito huracanado que espanta y sorprende a los padres de tal forma que lo inscriben en una academia de canto.
Pero no hay manera de que el muchacho obedezca ni bajo la más severa disciplina: Mastica las cortinas del salón (labor desde entonces reservada únicamente a los erizos domésticos, pero venenosos...), orina en las paredes, gira los cuadros, lame las patas de las mesas...pero cantar, lo que es cantar...ni por casualidad.

Observando lo inquieto de su carácter, le suscriben a un curso de decoración interior, arte postmoderno y escapartismo metalingüístico para que de rienda suelta a su creatividad.
Pero en pocas semanas, este rebelde niño de colmillos de marfil y musculada trompa irrumpe en el museo nacional de muñecas de porcelana con una hoz y un martillo y unos clavos y un campo de trigo, y allí comienza a ejecutar una performance de tal magnitud que termina con la destrucción de la colección del museo en billones de pedazos mínusculos de porcelana que se clavan en ojos, manos y cara de los asistentes.

Tras estos dos fracasos personales, los padres deciden que su criaturilla (ya en edad adolescente) elija por si mismo una profesión de futuro y que le plazca... El jovencito Phanty, con su buena dosis de picardía e intuición empresaria, cree que lo mejor sería montar su propio circo de hormigas; un grandísimo y elegante circo lleno de magia, luz, color, y lo más importante, sin fieras medio comidas por las pulgas.

Tuvo un éxito atronador en todas las representaciones que dio en pueblos y grandes ciudades de su país natal, Andorra. Y tan grande fue su dedicación y amor a su circo, que terminó casándose con la hormiguita trapecista, de nombre Luisa Fernanda, pero conocida por todos por Luferna, la diablesa del trapecio.

Unos años más tarde, clausurada toda actividad del circo, que por cierto se llamaba 'El Circo Ambulante de la Fantasía, El Color Verde Pistacho, Las Cáscaras de Pipa, Las Miguitas de Pan, Etc. de Luz y de Color, Chin-Pon!'; como decíamos, clausurada toda actividad del circo por una tontería de un asuntillo de drogas y pederastia de nada... Luferna se retiró de la profesión para vivir con su esposo Phanty, hecho que hizo que descuidara su físico; engordó, fue perdiendo el cabello, y lo que es peor, al no depilarse...su piel tersa y suave cual terciopelo fue sustituida por un horroroso bigote moreno como el azabache. De esta manera, Phanty fue perdiendo el interés y el cariño con ella hasta que un día, como sin darse cuenta, la aplastó de un pisotón, y desde entonces, sin saberlo él, ella le acompaña en cada paso que da.....

Y hasta aquí todo por hoy.